viernes, abril 26, 2024
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Un auto de gasolina en Cuba puede contaminar menos que uno eléctrico

Un auto de gasolina en Cuba puede contaminar menos que uno eléctrico

Según un estudio realizado por la Universidad de Michigan, en EEUU, en muchos países, como el caso de Cuba, los procesos de obtención de la energía eléctrica suelen dañar más la atmósfera que la emisión de dióxido de carbono de los autos de gasolina

Un auto de combustible que consuma menos de 7,5 litros por cada 100 kilómetros recorridos en Cuba emite menos dióxido de carbono a la atmósfera que uno eléctrico, que contamina de forma indirecta, según una investigación publicada recientemente por la Universidad de Michigan (EEUU) y citada por el diario español El País.

Así lo refiere una nota aparecida este miércoles en Diario de Cuba que asegura que un carro eléctrico puede llegar a contaminar más que uno de gasolina, dependiendo de determinadas circunstancias.

Según el estudio realizado por los expertos Michael Sivak y Brandon Schoette, en términos generales, un automóvil de gasolina que consuma como promedio menos de 4,6 litros cada 100 kilómetros resulta más limpio que uno eléctrico.

Para llegar a esa conclusión, los estudiosos compararon los métodos de obtención de la energía necesaria para mover un automóvil en 143 países, entre ellos Cuba.

En el caso de la isla, basta con que un carro gaste menos de 7,5 litros a los 100 kilómetros para que emita menos dióxido de carbono a la atmósfera que un vehículo movido por electricidad, situación que igualmente aplica para varios países subdesarrollados (como India o República Dominicana, entre otros) donde se contamina más en el proceso de obtención de energía eléctrica.

Los carros eléctricos, refiere el estudio, contaminan de manera indirecta y en eso se centra la investigación de la Universidad de Michigan.

«Las razones para llevar a cabo una comparación de este tipo, país por país, es que las emisiones indirectas de los vehículos a pilas dependen de la mezcla de fuentes de combustibles utilizadas para generar electricidad, y los países difieren ampliamente en esa combinación», aseguró Sivak.

La investigación de estos dos expertos tiene en cuenta «las emisiones procedentes de la extracción y entrega de materias primas a las plantas de energía eléctrica, las emisiones generadas por el uso de combustible específico en el proceso de producción de electricidad, las pérdidas de electricidad durante la distribución y la eficiencia del combustible del vehículo».

Sivak y Schoett estudiaron cuatro categorías de fuente de combustible para la producción de electricidad: carbón y petróleo, gas natural, energía geotérmica y solar; y nuclear, eólica e hidráulica.

En países como Albania, donde toda la energía eléctrica proviene de centrales hidroeléctricas, los autos eléctricos son evidentemente más limpios que los de combustión porque para producir la energía se utilizan métodos menos dañinos y más biosostenibles.

«Lo que no tiene en cuenta el estudio, sin embargo, es la propia fabricación de los carros ni de las baterías que mueven los modelos eléctricos, procesos contaminantes que también generan no pocas controversias», concluye El País.

Esta semana la empresa china Yutong puso a circular en La Habana el primer ómnibus eléctrico para el transporte público y se espera que la cifra crezca en el futuro cercano.

Una compañía de EEUU había anunciado a inicios de este año que comenzaría a comercializar sus autos eléctricos en la isla, destinados a 124 embajadas, empresas privadas y empresas no estatales, incluidas las compañías estadounidenses.

Al mismo tiempo, un concesionario de autos eléctricos con una subsidiaria en Miami instaba a diplomáticos residentes en Cuba a que compraran sus carros ante la escasez de gasolina en el país.

Actualmente, el número de automóviles eléctricos que circulan en Cuba es bastante limitado.

El régimen depende de Venezuela, su aliado político actualmente sumido en una profunda crisis, para cubrir alrededor de un 70% de sus necesidades de combustible, incluyendo petróleo para refinación y reexportación.

Pero los envíos subvencionados de Caracas han caído hasta un 40% desde el 2014. Los potenciales nuevos proveedores por lo general quieren dinero en efectivo debido a la mala calificación crediticia de La Habana.

Durante meses, dos de las tres refinerías cubanas han cerrado o han operado muy por debajo de su capacidad.

FUENTE: Publicado originalmente en Diario de Cuba

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