El mandatario español asegura que reflexionaba sobre seguir al frente de la jefatura, pero todo parece indicar que se trata de otra estrategia política
España vive tiempos convulsos, como ha sido a lo largo de su historia, y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, sabe cómo jugar con fuego para consolidar su poder, al menos hasta ahora.
Hace unos días, Sánchez anunció que se daba “un tiempo para reflexionar” y decidir si seguía al frente de la jefatura nacional, supuestamente afectado por el inicio de una investigación abierta a su esposa, Begoña Gómez, por tráfico de influencias y corrupción en el mundo de los negocios.
Sánchez, según aseguró en un comunicado entonces, se cuestionó si valía la pena seguir al frente de la presidencia al coste de sacrificar la familia, luego de haber maniobrado y luchado por lograr un frágil gobierno de coalición que fue posible tras claudicar ante cuestionables pedidos de los independentistas catalanes.
Sostuvo que su esposa es investigada por ser su esposa, para hacerle daño a su presidencia.
“Me urge responderme a la pregunta de si merece la pena, pese al fango en el que la derecha y la ultraderecha pretenden convertir la política”, apuntó.
El inesperado anuncio despertó un revuelo nacional, incluso internacional, que conllevó a especulaciones sobre nuevas elecciones generales para reemplazar al saliente presidente.
Sánchez acusó a lo que él llama ultraderecha, dada por la agrupación política VOX y un ala del Partido Popular (PP), que, según el mandatario español, propagan noticias falsas, “bulos”, que conllevan a “una acusación innecesaria” del grupo político Manos Limpias contra su mujer.
Cinco días después del anuncio de Sánchez, el presidente ‘sacó pecho y dijo que no dimitiría’.
“He decidido seguir con más fuerza si cabe”, señaló Sánchez durante una alocución nacional desde el palacio de gobierno La Moncloa en Madrid.
Provecho
El anuncio de posible dimisión despertó al Partido Socialista Obrero Español (PSOE), que preside Sánchez.
Miles de simpatizantes desfilaron por calles de Madrid y otras ciudades españolas. El gabinete gubernamental cerró filas, al menos públicamente, y pidió al jefe mandatario permanecer al frente del gobierno.
Entretanto, el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), que dirige el socialista José Félix Tezanos, publicó la encuesta exprés que realizó tras conocerse la carta en la que Sánchez amenazaba con dimitir.
El barómetro del CIS, que dio por ganador al PSOE en las pasadas elecciones generales, pero perdió ante el PP por 1.38%; proyecta un ‘vuelco total’ de 9.4 puntos por encima del partido de Alberto Núñez Feijóo.
“Eso es precisamente lo que Sánchez quiere. Presentarse como víctima de un supuesto acoso y sacarle fruto electoral”, declaró a DIARIO LAS AMÉRICAS el profesor emérito de Derecho de la Universidad de Lleida, en Cataluña, España, Ferran Espaser.
“Si verdaderamente cree en la inocencia de la mujer, no tiene por qué dimitir. Se lucha hasta el final con la verdad en la mano”, subrayó el catedrático.
Luego reflexionó: “Esta movida ocurre en plena contienda electoral catalana, cuando los catalanes nos preparamos para elegir un nuevo gobierno regional, y Sánchez aspira a que el PSOE forme parte de esa gobernación para, tal vez, frenar los temas omnipotentes de amnistía y referéndum que aún no se sabe si el pueblo catalán verdaderamente los quiere”.
“Sánchez no cree en la independencia de Cataluña. No la quiere. Sabe que es una maniobra política de la clase catalana dominante para tener más poder, pero juega la baraja del coqueteo, como acostumbra a hacer, como hizo con Podemos y ahora Sumar, para ganar terreno y sacarle provecho”, apuntó.
Más tarde, si el movimiento independentista catalán fracasa, “hará lo mismo que hizo con Podemos, echarlo a un lado”, recalcó.
Trayectoria
Bastaría conocer la accidentada y astuta trayectoria política de Sánchez, desde que asumió el liderazgo del PSOE hace 10 años.
Primero, fue prácticamente expulsado del partido, cuando trató de armar un grupo mayoritario parlamentario alternativo al del Partido Popular, con el entonces creciente Podemos, que denominó “fuerzas del cambio”.
Tras un período de “reflexión”, pero mucho más largo que este último, Sánchez decidió volver a la palestra política y dar la batalla para recuperar el liderazgo del PSOE.
Contra todo pronóstico, lo logró. En mayo de 2017, fue reelegido secretario general y unos meses después pudo derribar al Gobierno de Mariano Rajoy por medio de una moción de censura, sin mayoría absoluta del PSOE, pero con el apoyo de Pablo Iglesias, Podemos y grupos independentistas catalanes.
Repitió la receta de la coalición en 2020, sin haber ganado las elecciones generales, y otra vez en 2023, esta vez sin Pablo Iglesias ni Podemos, que ya estaban desgastados, pero sí con la naciente agrupación de izquierdas Sumar, que lidera Yolanda Díaz.
“Discrepamos de algunas de sus ideas y raros movimientos, pero no hay duda de que Sánchez es un gran político. Saber maniobrar, imponerse al coste que sea necesario, y todo aparentemente dentro de las reglas constitucionales”, puntualizó el profesor emérito Espaser.
En resumen: “Es un político que sabe cómo llegar a ser presidente del Gobierno español sin que su partido gane las elecciones generales”, recalcó.
Prueba de ello es el acuerdo que logró con agrupaciones independentistas catalanas, amnistía de por medio para quienes proclamaron la independencia de Cataluña en 2017, incluyendo al entonces presidente del gobierno regional Carles Puigdemont, que huyó a Bélgica y hoy espera regresar para volver a gobernar si se materializa la propuesta del perdón.
La esposa
Acorde con informes de un juzgado en Madrid, el caso de tráfico de influencias y corrupción en el mundo de los negocios contra la esposa de Sánchez, que es una reconocida estratega empresarial, está “en diligencias previas”, o sea en proceso investigativo, lo que significa que cualquier información es secreta.
La prensa española reporta que la causa tiene un futuro incierto, ya que la acusación tiene como base informes periodísticos que no han sido confirmados oficialmente aún.
Inclusive los fiscales solicitaron que se archive la pesquisa.
No obstante, investigar a la esposa del presidente del Gobierno español por corrupción, cuando el marido asegura que combate la corrupción, es cuando menos demoledor ante la opinión pública.
Por JESÚS HERNÁNDEZ