viernes, octubre 4, 2024
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Nicolás Maduro, El Aissami y La Habana conspiraron a espaldas de Chávez para heredar el poder

Enfermo y decepcionado por las manifestaciones de deslealtad, el entonces presidente venezolano Hugo Chávez había decidido apartar de su lado al ahora gobernante Nicolás Maduro y a su recién nombrado vicepresidente, Tarek El Aissami, quienes dándole ya por muerto conspiraron para quedarse con el poder.

Antonio María Delgado

“Eres un traidor”, Chávez le recriminó a El Aissami, quien había sido conducido hasta la hamaca donde descansaba en el palacio presidencial de Miraflores. “Estás esperando que yo me muera para quedarte con el poder”.

La conversación fue relatada a el Nuevo Herald por fuentes que conocieron de primera mano las luchas internas del «Frente Francisco de Miranda» —agrupación procastrista encabezada por Maduro, El Aissami y el ex canciller Elías Jaua— con el «4F», cofradía de militares liderada por oficiales que fundaron con Hugo Chávez el movimiento bolivariano.

Preocupados por las maniobras que La Habana realizaba en Venezuela a través del Frente Francisco de Miranda, el 4F preparó un informe sobre la conspiración del frente, y el documento fue presentado a Chávez por el entonces presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, dijo una de las fuentes que habló bajo anonimato.

“A Chávez se le presenta un informe en el cual se le muestra una serie de situaciones. Al parecer algunas conversaciones y reuniones que se venían dando, y allí es donde se produce una decisión de Chávez de designar a Tarek como candidato a gobernador en Táchira”, agregó.

Chávez también decidió enviar a Maduro y a Jaua a las gobernaciones de Carabobo y Miranda, respectivamente.

No obstante, El Aissami era quien Chávez quería realmente neutralizar, ya que demostraba ser demasiado ambicioso y calculador, dijo la fuente.

Las candidaturas para las gobernaciones de Venezuela, eran en ocasiones repartidas por Chávez entre quienes se les habían vuelto incómodos o habían perdido la confianza del mandatario. El verdadero poder en Venezuela se ejerce desde el gobierno central, dijeron fuentes.

El Aissami es investigado por las autoridades de Estados Unidos bajo sospecha de que es una de las figuras centrales del narcotráfico en Venezuela y uno de los colaboradores más importantes del Hezbolá en América Latina.

Esteban Gerbasi, un asesor político que siguió muy de cerca el último año de gobierno de Chávez, señaló que Cabello y otros líderes del 4F estaban alarmados por las maniobras que venía realizando el Frente Francisco de Miranda para colocar a personas de confianza en puestos importantes y de esa manera asumir el control del chavismo una vez que Chávez muriera.

Uno de los principales temas de preocupación de los militares era la incidencia que La Habana ejercía sobre el Frente Francisco de Miranda, que parecía ser mucho más extenso del que Cuba ejercía sobre el propio Chávez.

El informe del 4F también acusaba a los presuntos conspiradores de lanzar campañas de desinformación y de armar informes comprometedores para debilitar a potenciales rivales dentro del chavismo.

“Ellos querían derrocar a los militares. Querían sacar el 4F, y hacerse del poder”, agregó Gerbasi, quien a lo largo del 2012 brindó informes de inteligencia que describían la verdadera situación médica de Chávez.

Uno los principales objetivos del Frente Francisco de Miranda, era desprestigiar al Mayor General Miguel Rodríguez Torres, quien se había convertido en un importante enemigo de El Aissami y en un obstáculo para las aspiraciones de La Habana de seguir dominando al chavismo.

“Raúl y Fidel no tenían control sobre Miguel Rodríguez Torres, porque él desprecia a los cubanos”, señaló Gerbasi.

Sacudidos por la decisión de Chávez de apartarlos de la cúpula del poder, Maduro viajó hasta La Habana para conversar con los hermanos Castro.

Y fueron Fidel y Raúl quienes convencen a Chávez de que el informe que había entregado Diosdado Cabello y Miguel Rodríguez Torres “era un montaje para desacreditar a estos muchachos”, manifestó Gerbasi.

Una vez convencido, Chávez no solo abandona su idea de enviar a Maduro a la gobernación de Carabobo, sino que terminó ungiéndolo como su heredero político poco antes de su último viaje a Cuba, donde murió.

El Aissami, por su parte, terminó compitiendo y ganando la gobernación del estado Aragua, pero siempre se mantuvo como un cercano colaborador de Maduro, desde que éste asumió el poder.

Su nombramiento a la vicepresidencia, fue visto como un profundo cambio en la estructura del poder en Venezuela, marcando el triunfo del Frente Francisco de Miranda sobre el 4F.

La designación deja a El Aissami en posición de ocupar la presidencia en caso de que Maduro abandone el poder, antes de que termine su mandato en el 2019 y anuncia una radicalización del régimen al inicio de un año que augura ser de gran volatilidad.

En los nombramientos de la semana pasada, Maduro también incorporó al gabinete a Jaua y al hermano de Chávez, Adán Chávez, quienes al igual que Maduro y El Aissami forman parte del sector del chavismo más cercano al régimen de La Habana.

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