jueves, diciembre 5, 2024
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John Kelly un marine experto en América Latina para controlar la inmigración en EEUU

El general John Kelly asumirá en enero como cabeza del Departamento de Seguridad Nacional de EEUU. Medios estadounidenses destacan que es una persona franca que dice lo que piensa también al poder

Un año después de dejar la jefatura del Comando Sur de Estados Unidos, que controla toda América Latina con la excepción de México, el general John Kelly asumirá en enero como cabeza del Departamento de Seguridad Nacional.

Ese puesto convierte al marine retirado en el encargado de ejecutar la política migratoria del presidente Donald Trump, que durante la campaña electoral la centró en dos puntos: la construcción del muro en la frontera con México y la expulsión del país de los inmigrantes sin papeles, que son más de 11 millones.

«Es la persona indicada para encabezar la misión urgente de frenar la inmigración ilegal y asegurar nuestras fronteras» «Es la persona indicada para encabezar la misión urgente de frenar la inmigración ilegal y asegurar nuestras fronteras», manifestó Trump este lunes en el comunicado con el que su equipo de transición confirmó el nombramiento.

Kelly, nacido en Boston hace 66 años, se jubiló a principios de 2016 tras pasar cuatro décadas y medias en el Ejército. Medios estadounidenses destacan que es una persona franca que dice lo que piensa también al poder, incluso cuando sabe que sus palabras no caerán bien.

Tiene un amplio conocimiento de la región que se extiende por debajo de la frontera sur de Estados Unidos, una zona en la que considera existen amenazas importantes para su país. Así lo expresó en algunos de los discursos que pronunció en los últimos años, siendo aún jefe del Comando Sur.

Kelly cree que en esa zona geográfica existen amenazas para Estados Unidos en las redes de narcotráfico, de armas y en las de contrabando de personas. En 2015, en una intervención ante el Senado, habló de extremistas suníes en América Latina que habrían partido a combatir en Siria y que iban a suponer un riesgo para Estados Unidos a su vuelta. El peligro de que los terroristas usen las rutas de la inmigración ilegal para entrar en el país fue algo a lo que aludió el propio Trump en campaña.

«Kelly mantiene un concepto bastante tradicional sobre ‘la guerra contra las drogas’ que no está en línea con varios Gobiernos latinoamericanos», dice a dpa Michael Shifter, presidente del «think tank» Diálogo Interamericano, con sede en Washington.

Este experto en las relaciones entre Estados Unidos y América Latina destaca no obstante que Kelly «cree que para resolver los problemas de inmigración es importante cooperar con los Gobiernos de la región y tratar las causas fundamentales».

A esto último se refirió el propio militar en una entrevista concedida antes de jubilarse a la publicación especializada «Military Times».

«Creo que tenemos derecho a proteger nuestras fronteras, ya sean marítimas, costeras o terrestres (…) A algún tipo de control, ya sea un muro o una valla. Pero si los países de los que llegan estos inmigrantes tienen niveles razonables de violencia y niveles razonables de oportunidades económicas, estas personas no tendrán que abandonarlos para venir aquí», dijo.

El Departamento de Seguridad Nacional, para el que trabajan unas 250.000 personas, se creó tras el 11-S con el objetivo de proteger el territorio estadounidense a través de la coordinación de la veintena de agencias y departamentos existentes.

«Si Trump decide capturar a 11 millones de personas -o tomar medidas en la frontera o lo que sea-, el Departamento de Seguridad Nacional estará en primera línea de combate», señalaba este lunes la publicación «Politico» en el artículo dedicado a Kelly.

El futuro secretario de Seguridad Nacional nació y se crió en Boston y se alistó en los marines en 1970. Tras graduarse por la Universidad de Massachusetts en 1976, volvió como oficial al cuerpo de Marines. Pasó a partir de ahí por todos los niveles de mando del cuerpo.

Como jefe del Comando Sur, Kelly fue responsable de la prisión militar de Guantánamo, en Cuba, abierta por George W. Bush para albergar a los sospechosos de terrorismo tras los ataques del 11-S. Desde ese puesto no disimuló su opinión contaria al cierre que Barack Obama quiso llevar a cabo y no logró.

En 2010 se convirtió en el primer oficial de alto nivel del Ejército estadounidense en perder a un hijo en combate en Afganistán: el teniente Robert Michael Kelly murió al pisar una mina en ese país.

FUENTE: Sara Barderas / dpa

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