viernes, octubre 4, 2024
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Entre las consignas y el miedo, los jóvenes que participaron en cursos de ‘World Learning’

Sus nombres apenas se conocen, pero se encuentran ahora en el centro de los actos de reafirmación política y de los interrogatorios policiales. Son jóvenes de entre 16 y 18 años, estudiantes de preuniversitario o de politécnico que participaron en el programa de la organización World Learning y llegaron a Estados Unidos para un curso de verano. Hoy su vida transcurre entre consignas y miedos.

Bajo condición de anonimato este diario tuvo contacto con varios de los jóvenes que formaron parte del programa educativo durante cuatro semanas en EE UU. Ninguno ha querido revelar su identidad por temor, aunque a estas alturas, las personas a las que temen conocen bien quiénes son.

“¿Qué hacías allí? ¿Qué te decían? ¿Qué querían que hicieras al volver a Cuba? ¿Quién te pagó el viaje?” Son algunas de las preguntas que oficiales del Departamento Técnico de Investigaciones (DTI) de la Policía Nacional, les han repetido a muchos de ellos durante los últimos meses.

Los jóvenes pasaron de la alegría de conocer otro país e interactuar con adolescentes de otras partes del mundo, a ser citados por la policía tras su llegada a Cuba. En esos encuentros recibieron también la advertencia de que no debían hablar con la prensa ni con ninguna otra persona sobre este asunto.

Según aclaran, lo peor no fue el interrogatorio, sino verse empujados a participar en actos políticos para repudiar a la organización estadounidense. En sus propios centros docentes y en medio de los gritos de reafirmación revolucionaria, han tenido todo el tiempo el corazón en la boca por temor a ser señalados y repudiados.

El trabajo que el DTI no terminó, lo ha hecho la Federación de Estudiantes de la Enseñanza Media (FEEM) y la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC). En matutinos y reuniones, la directiva de ambas organizaciones explicaron a los jóvenes “las verdaderas intenciones” de los cursos de verano y les advirtieron que debían rechazar la labor de World Learning si no querían ser considerados contrarrevolucionarios y, en el peor de los casos, perder su carrera.

La presidenta de la FEEM, Suzanne Santiesteban, fue un paso más allá y catalogó los mítines contra World Learning como “actos de repudio”, al estilo de los que tradicionalmente se realizan contra activistas y opositores en la Isla. La joven llamó a extender estas acciones en los centros educacionales de La Habana, y del “resto del país”.

Sin embargo, tras la algarabía de los actos públicos también se han llevado a cabo presiones a nivel de aula. “Intenté leer lo que había escrito para demostrarles que no había nada de subversivo en esas clases, pero me dieron un papel con cosas que ni siquiera sabía lo que significaban y me obligaron a leerlo delante de los demás”, dice uno de los jóvenes que entre los años 2015 y 2016 viajó a Estados Unidos.

“En ese programa jamás nos hablaron de política, ni estuvimos obligados a hacer nada que no quisiéramos hacer”, explica.

World Learning organizó para los cubanos clases de inglés, adiestramiento en habilidades de liderazgo como la oratoria, la construcción de redes, y de habilidades para que un líder pueda interconectarse con los demás e identificarse con las aspiraciones de su colectivo.

En un comunicado que la presidenta de la organización, Carol Jenkins, enviara a Martí Noticias aseguró que “El programa fue diseñado para ayudar a los estudiantes a formar vínculos personales entre jóvenes de secundaria en los EE UU y Cuba. Durante los dos años, poco menos de 100 adolescentes cubanos participaron en los Estados Unidos en el programa de un mes de duración. Fueron divididos en grupos y viajaron a comunidades en Virginia, Texas, Illinois, Michigan, Washington, Oregon, y Missouri”.

Jenkins agregó que “Mientras permanecieron en las comunidades que les acogieron, participaron como voluntarios junto a jóvenes estadounidenses en actividades como bancos de comida locales, limpieza de parques en colaboración con centros de reciclaje, y lectura de libros a niños pequeños en centros para la juventud».

“Lo que nos enseñaron fue cómo se usaba el internet y las cosas que podíamos hacer con la tecnología. Pero nunca fue nada violento ni que tuviera que ver con política”, recalca el atribulado estudiante.

Otro de los adolescentes que viajó a EE UU cuenta que fueron cuatro semanas las que pasó en allí. “Lo único que lamento es no haberme podido quedar. Ahora me doy cuenta que regresar aquí fue un error”, dice.

Durante ese tiempo además de las clases de idioma les hablaron de la historia de Estados Unidos y los llevaron a conocer sitios de interés histórico en Washington y otros estados del país. Colaboraron en el trabajo y vivieron en la casa de una familia que los acogió como un miembro más.

“¿Qué hay de subversivo en eso? Yo todavía no lo entiendo”, comenta.

Otro de sus compañeros es más radical en sus aseveraciones:

“¿Traidor yo? ¿Por qué? ¿Por ir a unos cursos de verano como otras personas de todo el mundo? Traicionar es hacer de todo un país una prisión. Traidor es todo aquel que ha colaborado al absurdo sistema actual de mi país”.

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Otro de los implicados en el proyecto rememora, con tono casi infantil, que cuando estuvo en Estados Unidos lo llevaron a comer a un restaurante de comida cubana y que siempre tenían en cuenta su opinión.

“Eran educados (los profesores). Se nos trataba con mucho respeto, hacíamos juegos de participación para conocernos en el grupo y llevarnos como hermanos. Nos hacían encuestas anónimas para ver qué tal nos parecía el programa y tomando en cuenta nuestras opiniones ellos lo adaptaron para que estuviésemos más a gusto. Nos hospedaban en locales y hoteles cómodos para los jóvenes, no nos agobiaban, y se preocupaban por nuestro bienestar todo el tiempo”, aseveró el joven.

El Gobierno cubano ha realizado una campaña casi comparable a las que pedían la “liberación” del niño Elián González o la libertad de los cinco espías prisioneros en Estados Unidos. Aula por aula y escuela por escuela los jóvenes han sido convocados para participar en actos de repudio y de “reafirmación revolucionaria”.

Como parte de la campaña gubernamental, se realizó una edición del programa televisivo mesa redonda y entre los invitados estaba Alejandro Sánchez, uno de los jóvenes que participó en los cursos.

El joven explicó frente a las cámaras la manera en que se desarrolló la escuela de verano. Según Sánchez, el objetivo del programa es fomentar la sociedad civil en la Isla (durante la primera edición, en 2015, participaron 34 jóvenes) “Incluso muchos miembros del programa mostramos preocupación por esa creciente politización”, comentó.

Sánchez detalló los temas “subversivos” que les enseñaron en Estados Unidos, entre ellos cómo funciona la democracia, cómo es la vida en ese país y cuáles son los derechos humanos.

Durante los primeros días del programa, que pasaron en una villa en Virginia, Sánchez ve sospechoso el hecho de que “No podíamos colgar fotografías ni videos de ninguna de las actividades que realizamos en el programa, bajo el pretexto de salvaguardar nuestra seguridad y evitar represiones una vez regresáramos al país”.

Para el Gobierno cubano el programa de estudios busca “captar” jóvenes para fabricar “un falso liderazgo” e implementar el cambio en la Isla. La principal acusación es que World Learning recibe financiamiento de la USAID.

Este diario intentó comunicarse con uno de los profesores estadounidenses que forma parte del curso y atiende en particular a los egresados, pero el docente aseguró no estar autorizado para dar declaraciones a la prensa.

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