viernes, marzo 29, 2024
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Corea del Norte con sus amenazas pone en vilo al mundo

La tensión entre EEUU y Corea del Norte se encuentra al rojo vivo. Tanto, que Pekín ha hecho un llamado a conversaciones porque una nueva guerra pudiera arrastrar a China

El mundo vuelve a mirar con atención hacia Corea del Norte que parecía decidida a realizar este sábado su sexta prueba nuclear.

La administración de Donald Trump ha advertido que de ocurrir, podría lanzar un ataque preventivo contra la dictadura norcoreana.

El lanzamiento de la “Madre de todas las bombas” (MOAB, por sus siglas en inglés) el pasado jueves en el sudeste de Afganistán contra una galería de cuevas donde los terroristas del Estado Islámico tenían su refugio, pudiera ser interpretada como una advertencia hacia los norcoreanos sobre la capacidad militar de Estados Unidos.

Es la primera vez que el Pentágono ha usado esa arma, dotada de la mayor potencia después de las bombas atómicas lanzadas en Japón al final de la Segunda Guerra Mundial.

El lanzamiento de la bomba ocurrió al mismo tiempo que Estados Unidos y Japón iniciaron un ejercicio militar sorpresivo el miércoles, con la participación de aviones HH-60 Pave Hawks, cazas F-15 Eagles, E-3 Sentries y cargueros de combustible KC-135, que integran el mayor grupo de combate aéreo de respuesta rápida que Estados Unidos dispone.

A todo esto se ha unido esta semana una fuerza marítima comandada por el portaviones Carl Vinson, que ha sido desplegada en el Mar de Japón a una distancia suficiente para lanzar misiles Tomahawk en represalia por el posible ensayo nuclear norcoreano. Los analistas militares estadounidenses consideran que el régimen de Pyongyang pudiera efectuar el ensayo nuclear este sábado, teniendo en cuenta que se conmemora un aniversario más del natalicio del fundador del estado norcoreano, de Corea, Kim Il-sung.

“Los norcoreanos suelen escoger fechas históricas para sus ensayos nucleares”, afirmó el analista Ben Robenson a la cadena Fox. La Casa Blanca esperaba que el ensayo iba a ocurrir la semana pasada, cuando el presidente Trump se reunió en Florida con su homólogo chino, Xi Jinping, tal como sucedió el mes pasado durante un encuentro similar con el primer ministro japonés, Shinzō Abe.

La tensión entre Estados Unidos y Corea del Norte se encuentra al rojo vivo. Tanto, que Pekín ha hecho un llamado a las conversaciones porque una nueva guerra en la península coreana pudiera arrastrar a China al conflicto e involucraría sin duda a Corea del Sur.

La televisión oficial norcoreana ha advertido que si Corea del Norte es atacada, en respuesta va a “destruir todas las bases estadounidenses en Surcorea y el palacio presidencial” en Seúl.

“La fuerza militar no puede resolver este problema. Pese a los retos que esta situación nos pone, todavía hay una oportunidad para volver a la mesa renegociaciones”, indicó el viernes el ministro de Relaciones Exteriores chino, Wang Yi, en una rueda de prensa, donde enfatizó que hay “nubes negras” sobre la península coreana.

Según Wang, “Estados Unidos, Corea del Sur y Corea del Norte se encuentran enfrascados en un contrapunteo desconcertante con espadas desenfundadas. Les pedidos a todas las partes que eviten las declaraciones inflamatorias y las amenazas para que la situación no se vuelva irreversible”.

Las imágenes de satélite estudiadas por los especialistas muestran una intensa actividad en la base norcoreana de Punggye-ri, que sugieren que el régimen estaría preparándose para un ensayo nuclear, según el instituto estadounidense de investigaciones sobre Corea del Norte “38 North”.

El fin de semana pasado, durante la reunión en Florida, Trump pareció haber establecido una buena relación personal con Xi. Al menos es lo que el Presidente ha dicho y, desde entonces, ambos se mantienen en contacto telefónico permanente. El miércoles, el mandatario estadounidense afirmó estar convencido de que “él [el presidente Xi] quiere ayudarnos con relación a Corea del Norte”. De momento, Pekín ha anunciado que pudiera cortar el abastecimiento de combustible a Pyongyang, lo cual paralizaría el país, ya que el gigante asiático es el único abastecedor y Corea del Norte se encuentra bajo un férreo embargo económico por parte de las Naciones Unidas lo que dificulta la búsqueda de combustible en otros mercados.

Mientras, en Pyongyang, el viceministro de Relaciones Exteriores, Han Song Ryol, indicó en una entrevista con la Associated Press, el único medio occidental de comunicación con oficinas en Corea del Norte, que “Trump está siempre provocando con su lenguaje agresivo”, particularmente con los tuits que suele colgar al amanecer. “Son particularmente irritantes”, precisó el funcionario norcoreano.

“No es [Corea del Norte] sino Estados Unidos y Trump los que han provocado este problema. Nosotros nos vamos a defender y para ello disponemos de un mecanismo de disuasión nuclear y, sin duda alguna, no nos vamos a quedar de brazos cruzados si Estados Unidos nos ataca”, enfatizó Han, quien rehusó adelantar para cuando sería el nuevo ensayo nuclear de su país.

Como señalan los analistas, Corea del Norte tiene el hábito de inflamar las tensiones a modo de obtener ventajas de Occidente y después desiste de sus amenazas. Fue así como la década pasada acudió a negociar la desnuclearización del país a cambio de ayuda alimentaria de emergencia.

Pero ahora parece ser diferente. La crisis alimentaria ha desaparecido y el país está atravesando un modesto crecimiento con la implementación de algunas medidas liberalizadoras de la economía.

Por su parte, la Casa Blanca ha cambiado la política paciente del exmandatario Barack Obama por una actitud más frontal. “Esta forma de lidiar con Corea del Norte es relativamente nueva. En el pasado los pasos eran muy calculados. Siempre supimos que esas opciones, [como el ataque directo], estaban sobre la mesa, pero nunca nadie las usó. Esa es una nueva forma de enfrentar el problema”, aseguró el analista del Instituto de Estudios Políticos de Corea del Sur, James Kim.

Lo mismo piensan en Pekín. “Hay que destacar la diferencia de personalidades entre Trump y Obama. Trump quiere mostrar que es diferente. El bombardeo de Siria es una muestra de ello. Pero su decisión no es “revolucionaria” porque no ha enviado tropas sino misiles”, apuntó el viernes en un editorial el diario chino Global Times, considerado cercano al Gobierno.

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