viernes, marzo 29, 2024
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Nuevo interés en la antigua tradición tabacalera cubana

En Cuba sólo hay un cultivador de tabaco cuyo rostro agracia una caja de habanos. Es el fallecido Alejandro Robaina, y los puros Vegas Robaina han dado a conocer su fama entre los aficionados en todo el mundo.

Ahora sus descendientes trabajan en las mismas tierras tabacaleras de la famosa región de Vuelta Abajo, donde se produce el mejor tabaco cubano con los mismos métodos usados por Don Alejandro. Antes de fallecer en el 2010, este hombre de orígenes humildísimos, había viajado el mundo como embajador de los puros cubanos.
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Tan populares fueron los puros Vegas Robaina durante el XVIII Festival del Habano, que celebró todo lo relacionado con el tabaco cubano del 29 de febrero al 4 de marzo de este años, apenas se podía encontrar una caja en La Habana incluso semanas después de concluido el festival.

El acercamiento entre Estados Unidos y Cuba y el aumento en el número de visitantes deseosos de probar uno de los productos cubanos más conocidos, ha disparado la demanda de los habanos.

“La demanda de puros por parte de los turistas es quizás más alta que nunca. Muchos piensan que el viaje no estuvo bien si no se fumaron un puro cubano”, dijo David Savona, director ejecutivo de la revista Cigar Aficionado. “Pero en general, hay puros suficientes”.

Los puros cubanos han ganado en caché en mercado emergentes como China y Rusia, dijo Savona, pero excepto las marcas más exclusivas y costosas, los puros cubanos no escasean en este momento debido a que la debilidad de la economía mundial ha afectado las ventas en algunos de los mercados tradicionales europeos. Los precios han subido ligeramente, dijo, y Cuba está agregando más habanos premium, de mayor precio, a sus ofertas.

A pesar de la fama del sector cubano, el producto no contribuye mucho a la economía de la isla. La producción es limitada, aunque aumentó en 2015, con 24,500 toneladas métricas, en comparación con 19,800 toneladas métricas el año anterior, según cifras oficiales cubanas. La cantidad de tierras dedicadas al tabaco también aumentó significativamente en el 2015, en comparación con los cuatro años anteriores.

“Cuando levanten el embargo, los cubanos necesitarán aumentar la producción todavía más”, dijo Savona. “Pero la producción y las ventas no siempre tienen un mismo ritmo. Los puros mejoran con los años”.

Ahora el tiempo no está cooperando con la región tabacalera de Vuelta Abajo durante la época de la cosecha. Las fuertes lluvias del invierno significaron que algunos agricultores en la occidental provincia de Pinar del Río perdieron sus sembrados y tuvieron que volver a plantar a las carreras.

Pero como las tierras de Robaina están en un terreno más elevado, en lo fundamental se salvó de las inundaciones.

Para los Robaina, el tabaco es una forma de vida que comenzó cuando sus ancestros maternos, los Pereda, llegaron de las Islas Canarias en 1845 y se asentaron en la zona conocida como Cuchillas de Barbacoa. Resultó que Cuchillas de Barbacoa, con sus noches frescas, tierra fértil y abundante agua, era el mejor lugar de Cuba —quizás del mundo— para cosechar tabaco de alta calidad.

Alejandro Robaina, quien nació en 1919, comenzó a trabajar en las tierras tabacaleras de la familia cuando tenía 10 años —la edad en que también probó su primer puro— y posteriormente se hizo cargo de las tierras de manos de su padre, Maruto. Con el tiempo se hizo un maestro del tabaco y las hojas que producía se convirtieron en una leyenda.

Cuando el gobierno cubano escogió a su primer representante para los tabacos nacionales, se acercó a Macho Robaina, su hermano. “El se negó y dijo: ‘Es mejor que busquen a mi hermano menor, Alejandro, para representar el trabajo de la familia y de esta zona’”, dijo Frank Robaina, sobrino de Alejandro e hijo de Macho.

Así las cosas, Alejandro se convirtió en el rostro de los puros cubanos, un papel que le encantó.

En 1997, Habanos S.A., la empresa conjunta cubana que mercadea los productos tabacaleros de la isla, creó una nueva línea de puros, Vegas Robaina, en su honor y lanzó la nueva marca en España. Desde entonces, Alejandro, puro en mano, con campos de tabaco y una casa de secado en la distancia, puede verse en las cajas de Vegas Robaina.

Pero no todas las hojas que se usan en los puros Vegas Robaina provienen necesariamente de tierras de la familia, que también produce tabaco para la marca Cohiba y otras de alta calidad.

Vegas Robaina “es una marca de primera línea, pero no es una de las líneas mundiales de puros cubanos. Es más una marca de boutique”, dijo Savona.

Ahora, las tierras de los Robaina están administradas en lo fundamental por el nieto de Alejandro, Hiroshi, y otros miembros de la familia. Después que Alejandro dejó de recorrer el mundo como embajador del tabaco cubano, los conocedores se las arreglaban para encontrar la finca El Pinar Alejandro Robaina, que está a una milla de la carretera principal de la zona, y a la que se llega por una carretera de tierra roja. Los amantes de los puros siguen llegando a El Pinar, especialmente en diciembre, cuando comienzan a crecer las plantas.

“Es una gran finca, un lugar precioso”, dijo Savona, quien ha visitado el lugar. “La familia Robaina tiene una hermosa reputación desde hace muchos años, y Alejandro le enseño todos sus trucos y técnicas a su nieto”.

Frank e Hiroshi Robaina cultivan parcelas adyacentes. Frank dijo que su padre dividió las tierras de la familia en 13 terrenos en 1960 para evitar la reforma agraria. Algunos familiares pudieron conservar sus tierras y ahora forman parte de una cooperativa que tiene un contrato con el gobierno.

Todavía usan bueyes que avanzan con cuidado por los surcos para arar y realizar otras labores, igual que cuando Alejandro trabajaba las tierras en Cuchillas de Barbacoa. Los enormes animales se las arreglan para no aplastar las plantas, aunque están a seis pulgadas de distancia, y los trabajadores son muy cuidadosos en limpiar la tierra de malas hierbas para que no afecten el nivel de oxidación del terreno.

“El cultivo del tabaco tiene muchos elementos”, dijo Frank. “Una buena parte es trabajo manual, y cada hoja de tabaco pasa por muchas manos. Aquí toda la tierra es buena, pero algunas son mejores que otras.

“En términos de los puros que se hacen con nuestro tabaco, ningún otro los puede igualar en aroma y sabor”, agregó.

Aunque José Carlos, el hijo de Frank, estudió informática tres años, al final decidió que el tabaco era lo suyo y ahora está de regreso trabajando con los bueyes en la tierra de los Robaina.

Además de vender puros, Cuba también ha convertido sus famosas tierras tabacaleras de Pinar del Río en una atracción turística.

Infotur, la división de información de la Oficina Nacional de Turismo, por ejemplo, ha publicado un mapa y guía llamado La ruta del tabaco que incluye las granjas tabacaleras de Pinar del Río abiertas al público, información sobre la fábrica de puros Francisco Donatién y otros lugares para comprar tabaco, dónde quedarse y comer en la región y cómo llegar allí.

Los visitantes pueden aprender sobre el proceso de cura del tabaco, que demora entre 45 y 50 días en Vuelta Abajo; por qué algunas variedades de tabaco se cubren con tela de mosquitero, las hojas que se usan para la tripa, el capote y la capa (las hojas más cerca de la tierra, llamadas libre de pie, se usan para cigarrillos y puros de menor calidad); y ver a los torcedores crear puros Cohiba y Trinidad en la fábrica Donatién muy cerca de la Plaza de la la Independencia en la ciudad de Pinar del Río.

Infotur califica las 62 millas de la ruta tabacalera “un mundo de sensaciones y aromas al alcance de la mano”. A lo largo de la ruta, promete a los visitantes que pueden explorar “el estilo de vida y los secretos que familias han pasado de generación a generación”, así como el proceso de escoger las mejores hojas y curarlas antes que lleguen a las manos de los torcedores, “quienes hacen de cada puro cubano una obra de arte”.

El Pinar Robaina es una de las fincas incluidas en la ruta del tabaco, pero incluso varias que no están en la lista no tienen problemas en recibir visitantes.

A finales de marzo estaba en su apogeo la cosecha en la Finca Ramírez en Puerta de Golpe, donde Caridad Piloto Morejón, de 63 años, ensartaba con gran destreza hojas de tabaco en un alambre fino para colgarlas a secar. Si sus movimientos parecían perfectos, es que porque es algo que hace desde que era una niña.

Después de retirarse de una escuela politécnica hace nueve años, regresó a la fina. Gana dos pesos cubanos por cuje, que tiene aproximadamente 150 hojas colgadas para secar. Durante la cosecha, Piloto trabaja de 7:30 de la mañana hasta las 6 de la tarde, y para el almuerzo ya tiene 14 cujes, lo que le significa 28 pesos.

La ruta del tabaco es una progresión natural, dijo Savona. Después que los turistas van a la fábrica de puros en La Habana, dijo, “si tienen tiempo quieren ir a Pinar del Río, visitar los campos y hablar con los campesinos”.

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