Europa es donde menos se trabaja, pero también donde la productividad es más alta.
DANIEL CABALLERO
Esta es la conclusión a la que se llega tras analizar el informe sobre perspectivas laborales, basado en datos de 2015, de la OCDE. Son los países más prósperos quienes se dejan al año menos horas en su trabajo mientras que los datos más altos se registran en América. A pesar de ello, pertenecer al grupo de países que trabajan menos horas no debería suponer un problema si se registra un buen dato de productividad por hora.
Alemania lleva liderando los últimos nueve años la tabla por la parte baja —1.371 horas en 2015— aunque este dato se compensa con una alta productividad laboral. Según datos de Eurostat de 2015, situando la productividad media europea por hora en 100 unidades de producción, Alemania es un 29,6% más productiva. A pesar de ello, no encabezan el «ránking» del continente. Holanda, Francia, Irlanda y Luxemburgo copan los primeros puestos de las naciones más productivas alcanzando éste último las 184,9 unidades, el mayor valor registrado. A la cola del viejo continente, en productividad por hora, se sitúan principalmente países del este de Europa: Bulgaria (43,2), Rumanía (53,1), Letonia (55,3), Polonia (59,3) y Croacia (61,5).
La conclusión, simple: trabajar más horas no está relacionado con la productividad, explica Francisco Aranda, presidente de asuntos laborales de CEIM-CEOE. «No se trata de estar muchas horas, sino las adecuadas, y que esas horas sean bien utilizadas. La productividad se basa en los medios, los procesos y el capital humano. Alemania se ha preocupado de ello. Nuestra formación es en mano de obra de baja cualificación, y la suya un capital humano que genera valor añadido».
Países como Alemania se benefician de su alta productividad para compensar las escasas horas que se dejan al día en el trabajo. «Alemania es un ejemplo de reformas del mercado de trabajo tanto a nivel de normativa, como de procesos, como de formación», añade Aranda, quien alaba el modelo alemán por tener un sistema adaptado al «tejido productivo».
Ejemplo de esto son los países donde más horas se trabaja al año: México (2.246), Costa Rica (2.230) y Grecia (2.014). En todos ellos cuentan con un sistema de trabajo atrasado y la formación de su capital humano no está adaptada al mercado. «Lo ideal es tener unas horas bajas de trabajo y una productividad alta. No se trata de trabajar más, sino de trabajar menos pero que tus instalaciones sean las que rinden más», destaca Sandalio Gómez, profesor del IESE Business School.
En el caso de España, la OCDE revela que se emplean en el trabajo 1.691 horas anuales. La media de los países de la entidad se sitúa en 1.766, lo que supone que el trabajador español se deja un 4,5% menos en su labor al año en comparación a la media de los países de la organización. Con respecto a Alemania, los españoles trabajan 320 horas más pero su productividad es menor. Ésta queda en 99,8 unidades de producción a la hora, el equivalente al valor de referencia europeo, y un 21,4% inferior a la registrada por Alemania. Para Gómez, las claves para aumentar la productividad en España pasan por «modernizar las instalaciones, adaptarse a los requisitos que necesita la empresa, mejorar mediante un pacto social para renovar las instalaciones y mejorar la formación».
A pesar de ello, España es el país de entre las potencias europeas donde más ha crecido la productividad en tiempos de crisis. Respecto a 2010, ésta ha ascendido en un 6,5%, superior al incremento registrado por el resto de «competidores» como Alemania, Reino Unido, Francia e Italia que cuentan con una productividad cíclica, al contrario que España.
Los expertos coinciden en la necesidad de modificar el tamaño de las empresas para aumentar la productividad ya que en España se cuenta, tal como relata Aranda, con «empresas pequeñas y microempresas”» cuando los datos reflejan que las «empresas medianas o grandes son más productivas». «A mayor tamaño de la empresa, mayor productividad», coincide también el profesor Gómez.
El elemento esencial no es tanto las horas que dedica cada trabajador al empleo anualmente sino su productividad. El crecimiento de ésta en España supone un recorte respecto al resto de potencias pero continúa siendo insuficiente. El objetivo, equiparar la productividad por hora a la de los países de referencia como Estados Unidos, Holanda y Alemania, así como el número de horas trabajadas.