El país y la comunidad internacional acogen con optimismo el acuerdo con las FARC
Apenas unas horas después de hacerse público el acuerdo definitivo de paz suscrito en La Habana con la guerrilla de las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia), el presidente colombiano, Juan Manuel Santos, compareció para anunciar la fecha en la que la nación se pronunciará en plebiscito sobre lo acordado. Será el próximo 2 de octubre cuando los ciudadanos digan si aceptan un plan de paz en el que Santos ha empeñado gran parte de su capital político. Su anhelo, pasar a la historia como el presidente que puso fin a más de medio siglo de conflicto en el país sudamericano.
Santos se dirigió a los colombianos en un mensaje televisado en el que aseguró que «hoy comienza el fin del sufrimiento, el dolor y la tragedia de la guerra» y quiso inmortalizar la fecha como histórica, como el día en que «la esperanza nacional» de la paz «se hizo realidad» El presidente aseguró, además, que con la convocatoria del plebiscito cumplía su promesa de que el proceso se llevaría a cabo con el consentimiento popular. «Les prometí que ustedes tendrían la última palabra y así será», se jactó.
Poco después, la Presidencia emitía un comunicado en el que informaba de la aprobación de la ley por la que se convoca el plebiscito. La norma establece que el acuerdo de paz se dará por validado siempre que los votos a favor superen a los votos en contra y haya una participación superior al 13% del censo electoral.
El plebiscito será vinculante, por lo que la votación se presenta como una encrucijada histórica para un país castigado por más de cincuenta años de violencia. Por ello, el jefe negociador de la delegación gubernamental en La Habana, Humberto de la Calle, advirtió, como ha hecho otras veces, de que no hay margen para más negociaciones si triunfa el no. Han sido cuatro años de duras conversaciones en Cuba y el Gobierno quiere concienciar a la población de que la oportunidad para la paz es ahora o nunca.
Santos ya está en campaña y señaló que el día 2 Colombia se asoma a «una oportunidad histórica para la paz». «¡Abramos esa puerta», exhortó a sus compatriotas. Santos y los partidarios del acuerdo intentarán contrarrestar las voces de sus detractores, liderados por los expresidentes Álvaro Uribe y Andrés Pastrana, los dos mandatarios que más debilitaron a la guerrilla con su política de mano dura y la aplicación del acuerdo de cooperación con Estados Unidos conocido como Plan Colombia.
Mientras en el interior del país la noticia del pacto definitivo fue acogido con moderado optimismo en las diferentes esferas sociales, desde la arena internacional llegaron toda clase de loas y parabienes, al acuerdo y la apuesta que Santos hizo por él. Desde Washington, el presidente estadounidense, Barack Obama, mostró su satisfacción porque «la guerra más larga en el hemisferio occidental está llegando a su fin» y felicitó a su homólogo colombiano por «su valiente liderazgo durante cuatro años de difíciles negociaciones».
Por su parte, la alta representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, la italiana Federica Mogherini, afirmó que «el anuncio del acuerdo final de paz en La Habana es un motivo de celebración». También el Gobierno español emitió una nota congratulándose por el paso hacia la paz dado en Colombia. Madrid anunció además que miembros del Ejército y de las Fuerzas de Seguridad españolas formarán parte de la misión de Naciones Unidas encargada de verificar el alto el fuego y el desarme de las FARC.
El apoyo internacional ha sido clave para hacer posible la solución que se atisba al conflicto. Tanto el jefe negociador de la delegación de las FARC, el cabecilla conocido como Iván Márquez, como Humberto de la Calle, agradecieron la aportación de los países que han actuado como valedores del proceso. La Cuba castrista ha sido clave, sin duda, ya que allí, blindadas por su hermética diplomacia, han discurrido las conversaciones, pero también han participado Chile, Noruega y los Estados Unidos y Venezuela, un actor decisivo. El fallecido presidente Hugo Chávez fue clave a la hora de persuadir a los líderes guerrilleros de la necesidad de sentarse en la mesa de negociación. Su sucesor, Nicolás Maduro, expresó ayer en Twitter su felicitación al pueblo colombiano.
Los plazos serán vitales en la fase que se abre ahora. De aquí al 2 de octubre, Santos deberá lograr movilizar a un número suficiente de electores favorables al acuerdo. Para eliminar los recelos de la ciudadanía, el Ejecutivo recordó que antes de la cita con las urnas, las FARC ya habrán empezado a dar los pasos a los que se han comprometido, como la entrega paulatina de las armas o la concentración de sus integrantes en las zonas delimitadas. Antes, el conjunto de los guerrilleros deberá aprobar en votación asamblearia lo negociado en La Habana, pero cuesta imaginar que el resultado sea desfavorable.
Así que el reloj ha empezado a correr. Las páginas web oficiales colgaron ayer el contenido íntegro del texto pactado para que los ciudadanos puedan consultarlo antes de votar. El original se custodia ya en un palacio gubernamental en la ciudad suiza de Berna, tal y como requiere la Convención de Ginebra para la resolución de conflictos. El Gobierno llamó a la participación, igual que la Conferencia Episcopal colombiana, que, aunque evitó pedir abiertamente el apoyo al sí, emitió un comunicado en el que definió el proceso en curso como «una opotunidad» que ven «con esperanza».