Ciudadanos, el socio de investidura del Partido Popular, advirtió este martes que no apoyaría la reelección de Mariano Rajoy como jefe del Ejecutivo si Barberá no dimitía
DPA
«Rita, eres la mejor. Eres la alcaldesa que merece Valencia», dijo Mariano Rajoy a Rita Barberá durante la campaña de las elecciones municipales españolas de 2015. Solo un año después, la senadora conservadora deja su partido, el PP, presionada por el jefe del Ejecutivo español, ahora en funciones.
Al frente de la ciudad de Valencia durante 24 años consecutivos, Barberá se convirtió en uno de los grandes referentes del conservador Partido Popular (PP) hasta que la sombra de la corrupción oscureció las siglas de la formación en la región de la Comunidad Valenciana.
Ahora, tras muchas especulaciones y sospechas, se enfrenta a su primera imputación judicial, después de que el Tribunal Supremo decidiera el martes abrir una causa contra ella por el presunto blanqueo cometido por su partido en el Ayuntamiento de Valencia.
El de este miércoles es, probablemente, uno de los peores días de su dilatada carrera política, junto con aquel de 2015 en el que un pacto entre partidos de izquierdas la desbancó de la alcaldía de Valencia. «¡Qué hostia, qué hostia!», dijo entonces.
La carrera política de Barberá (Valencia, 1948) arrancó a finales de los años 70, cuando se afilió al partido Alianza Popular, antecesor del PP de Rajoy, e impulsó y cofundó la formación en Valencia. Antes, había sido periodista e incluso, con 25 años, llegó a ser nombrada «Musa del Humor» en un concurso.
Con fuerte carácter, sin complejos, ambiciosa y amiga de los baños de masas, llegó a cosechar cinco mayorías absolutas consecutivas en las urnas desde los años 90.
En sus actos públicos, lo mismo recitaba el himno de Valencia que bailaba al son del himno del PP. Su último «hit» tuvo lugar en 2015, cuando en el arranque de las famosas fiestas de las Fallas de Valencia pronunció un discurso, calificado por muchos de bochornoso, que se hizo viral y suscitó numerosos chistes en España.
Los días de gloria de Barberá quedaron atrás cuando comenzaron a surgir escándalos en torno a su gestión, pese a que ella presumía de haber «puesto a Valencia en el mapa». Aunque muchos ciudadanos siguieron fieles a la llamada «alcaldesa de España», en los últimos años cada vez eran más los que la abucheaban en los actos públicos.
Sin llegar a ser imputada, su nombre empezó a aparecer vinculado a algunas de las tramas de corrupción que han golpeado al PP en los últimos años, como el conocido «caso Gürtel» o el «caso Taula», por el que ahora será investigada.
Este miércoles se aferró a su escaño en el Senado, en el que se mantendrá como parlamentaria independiente. Dice que se va de su partido como muestra de su entrega a él. Un partido que, tras años de abrazos y lisonjas, ahora le ha dado la espalda.
