jueves, diciembre 5, 2024
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El militar que capturó al Che Guevara ve una venganza en juicio que afronta

El general boliviano en retiro Gary Prado Salmón, que hace 49 años siendo capitán capturó a Ernesto Che Guevara, considera hoy que el juicio que le siguen desde hace seis años en Bolivia en un caso de supuesto terrorismo es, en el fondo, una forma de cobrarle por la derrota que sufrió el guerrillero.

Javier Aliaga/EFE

“Es una forma de cobrar en mí la derrota del Che Guevara. Han creado un mito alrededor de él. ¿A quién le van a echar la culpa? Yo soy uno de los pocos sobrevivientes de aquella época, ya no tienen a quién más echarle la culpa de eso”, afirmó.

Prado, de 77 años, habló con Efe en su vivienda de la ciudad de Santa Cruz (este), del juicio que enfrenta, tendido en una cama debido a la parálisis que afecta gran parte de su cuerpo desde hace 35 años cuando fue herido accidentalmente por un disparo.

Su convencimiento de que la inclusión de su nombre en el juicio por supuesto terrorismo es una especie de venganza de quienes admiran al guerrillero aumentó hace unos días cuando el presidente Evo Morales puso en un tuit que Prado fue el asesino del Che y lo tildó de “separatista”, como suele llamar a los acusados del caso.

“Cuando el presidente dice que yo soy el asesino del Che (…) está totalmente fuera de la realidad. No sé si por ignorancia o qué, pero hay un afán de echarme a mí el fardo de la ejecución”, apuntó.

Recordó que el 8 de octubre de 1967 tras una batalla capturó al Che con vida y lo entregó a sus superiores, pero la decisión sobre su muerte la tomaron el entonces presidente René Barrientos y sus altos jefes militares Alfredo Ovando y Juan José Torres.

El sargento Mario Terán fue quien cumplió la orden de ejecutar al revolucionario comunista el 9 de octubre de ese año, una fecha que Morales conmemora anualmente para recordar a Guevara.

Prado también mencionó que en una de las audiencias de su juicio acusó al juez del tribunal del “caso terrorismo”, Sixto Fernández, de tener una visión supuestamente interesada en su contra porque, según dijo, el magistrado es militante del Partido Comunista.

“Le dije: indudablemente, usted por su militancia en el Partido Comunista de Bolivia deber ser también simpatizante del Che y por eso me tiene en esta situación”, relató Prado y aseguró que el juez ordenó tomar nota de sus palabras, pero no negó esa sindicación.

El “caso terrorismo” estalló en abril de 2009 cuando el boliviano croata Eduardo Rosza y otras dos personas fueron abatidas en una operación de la Policía contra una supuesta célula terrorista que pretendía organizar milicias secesionistas en Santa Cruz.

Por el caso son enjuiciadas decenas de personas, entre ellas dirigentes cruceños que supuestamente fueron parte de ese plan, aunque ellos se han defendido afirmando que todo fue un montaje.

En un principio, la denuncia política contra los acusados incluía un supuesto plan para asesinar a Morales, pero la investigación sobre ese delito nunca fue desarrollada por la Fiscalía.

Dos sobrevivientes de la operación policial, el boliviano croata Mario Tadic y el húngaro Elöd Tóásó, fueron condenados a casi seis años de prisión por alzamiento armado, penas que cumplieron.

Prado dijo que a él lo involucraron en 2010, un año después de que el proceso había comenzado, y se le acusó de haber asesorado supuestamente a Rosza para la defensa de Santa Cruz.

El militar ha alegado siempre que Rosza se identificó como periodista para contactarlo y entrevistarlo sobre el Che Guevara.

“¿Yo, un general de la República, que ha hecho tantas cosas por el país, me voy a poner a órdenes de un Rosza? Háganme favor. No tiene sentido la acusación que me hacen”, enfatizó.

También consideró ilógica la suposición difundida por el Gobierno de que “la derecha o la oligarquía cruceña” fueron las que trajeron a Bolivia a un “mercenario, extremista de izquierda” como Rosza.

En julio pasado el juez Fernández aceptó separar temporalmente del juicio a Prado después de que los médicos advirtieran sobre el peligro para su salud de unas escaras en su cuerpo, una enfermedad típica de quienes pasan muchas horas sentados en silla de ruedas.

Según Prado, el riesgo está en que las escaras en el glúteo y el muslo izquierdo pueden derivar en una infección descontrolada si continua asistiendo a prolongadas audiencias, por lo que pidió ser juzgado solo cuando termine el proceso mayor.

Sin embargo, los fiscales presentaron una apelación a la decisión del juez de separar a Prado del caso, que está pendiente de resolución y es lo que mantiene paralizado el juicio.

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