El pasado 21 de julio se cumplieron once años del final de Crónicas Marcianas, buque insignia de Telecinco durante ocho años como rey absoluto de las madrugadas.
Extraconfidencial
El late-show disparaba cada noche el share de la Cadena con los contenidos polémicos que servía Javier Sardá, que siguió con éxito la senda que abrió Pepe Navarro con su Esta noche cruzamos el Mississippi. Es cierto que Crónicas Marcianas tuvo dos etapas diferenciadas: en las primeras temporadas se primó el humor, contenidos con los que el show de Sardá consiguió un Premio Ondas, dos premios de la Academia de Televisión y seis TP de Oro. Pero poco a poco la dinámica del presentador fue montar un circo nocturno donde todo valía: desde insultos entre tertulianos del corazón a peleas diarias protagonizadas por juguetes rotos de los reality-shows que paría la Telecinco.
Sardá, que estuvo a punto de echar la persiana en 2004 -solo la fuga de María Teresa Campos a Antena 3TV motivó que el presentador aceptara hacer una temporada extra-, cerró su último año con un estupendo 29,4% de share para tomarse un año sabático que en realidad han sido varios. Y es que desde que el presentador se despidió de los fans marcianos solo ha vuelto con programas menores de viajes o entrevistas: Dutifri, Usted Perdone, El Infiltrado o El Plan Sardá.
El presentador solo pareció volver a trabajar por encargo cuando en 2009 puso en pie La Tribu, remedo fallido de Crónicas… que duro poco más de un mes en antena. En los últimos años el conocido como “rey de la telebasura” se ha disfrazado de millonario indignado que defiende a la progresía en sus columnas de El Periódico de Catalunya y en tertulias como La Sexta Noche o Al rojo vivo, intentando hacerse perdonar por las salvajadas que armó y que tantos disgustos le costaron judicialmente a la cadena .
A Sardá, que durante años fue el periodista mejor pagado del país con un sueldo en torno a seis millones de euros anuales, se le estima un patrimonio valorado en cuarenta millones de euros al poseer una finca en Canet de 22.000 metros cuadrados, cuatro pisos en Barcelona o un velero. El catalán ahora nada en la izquierda política mientras ve por televisión como ex colaboradores suyos como Paz Padilla, Kiko Hernández o Javier Cárdenas siguen practicando el tipo de periodismo que a él le hizo millonario.
Y ahora independentista
Pero Javier Sardá ha arrancado el año con mal pie. El portal especializado en medios de comunicación Fórmula TV ha afirmado que la Cadena Discovery Max no renovará su programa ADN MAX. El show que mezcla ciencia y tecnología, con un perfil muy alejado de Crónicas Marcianas, se estrenó el pasado 4 de octubre y en estos meses no ha cumplido los objetivos de la Cadena. Durante su primera temporada alcanzó una pírrica media de 1,4% con una audiencia semanal de unos 275.000 espectadores; es decir, por debajo de la media de la cadena, que está ha estado en un 2,1% en octubre y noviembre y en un 2.0% en diciembre. Con estos datos, el regreso de Sardá como presentador tiene sus días contados.
No hay que olvidar que este retorno fue aderezado de declaraciones sobre temas políticos que llevaron al ex presentador de Crónicas Marcianas a ocupar primeras páginas de muchos diarios. Por ejemplo, cuando afirmó dejar de ser del FC Barcelona, algo que luego matizó para señalar que “escribí retóricamente que intelectualmente había dejado de ser del Barça pero, emocionalmente, sigo siéndolo. Me cabreé por esa foto soberanista de los cuatro directivos el día antes de las elecciones porque era inadmisible” o sobre el independentismo catalán sobre el que declaró que “un presidente del Gobierno español amanezca con un 47 % de la gente que diga que se quiere marchar, es que no ha hecho los deberes. O no ha hablado con los catalanes o ha cometido el error de creer que hay cosas que escampan, cuando algunas no escampan y solo se complican más”.
Pero a pesar de que su nueva incursión profesional no ha funcionado correctamente, lo que sí lo está haciendo son sus negocios como se demuestra en la evolución de los resultados de Balandrix SL, empresa constituida en 1992 y cuyo objeto social es la “representación de artistas en general, así como el asesoramiento y desarrollo de programas y actividades destinadas a su difusión por medios sonoros o audiovisuales”. La sociedad limitada unipersonal que administra Sardá, tras cerrar el 2013 con unos resultados negativos de 167.681 euros ha vuelto a los beneficios en 2014 con unas ganancias de 76.880 euros que le han servido para enjugar parte de las pérdidas acumuladas.
La vuelta a los beneficios tiene dos componentes. Por un lado, el aumento de los ingresos por actividades, que han pasado de 46.437 euros en 2013 a 62.433 euros en 2014, pero especialmente por la reducción de los gastos de personal. Esta partida cayó de los 248.391 euros en 2013 a 80.039 euros en 2014, una tercera parte que el año anterior.
Pero hay otra partida muy importante en su cuenta de resultados: los ingresos financieros. Estos también han caído, de los 94.747 euros de 2013 a los 78.526 euros en 2014. Algo normal, si tenemos en cuenta la caída de rentabilidad y de tipos de interés de muchas inversiones, pero lo importante no son los resultados, sino las inversiones que generan los mismos.
Javier Sardá acumula en el balance de Balandrix SL un importante patrimonio que se divide en dos partidas que en 2014 superaban los 6 millones de euros: unas inversiones financieras de 2,62 millones y un inmovilizado material valorado en 3,50 millones. Estas, junto con otras partidas menores, suman en total más de 6,42 millones en activos, que restadas unas deudas mínimas (302.000 euros en pasivos bancarios), llevan a cerrar con un patrimonio neto de 6,07 millones de euros.
Un importante patrimonio inmobiliario
A través de Balandrix SL canalizó los ingresos provenientes del caché millonario de los buenos tiempos de Crónicas Marcianas y que llevó a que llegara a declarar hace 12 años unos ingresos superiores a los 3 millones de euros. Gracias a ellos, ha podido acumular un interesante patrimonio inmobiliario con pequeñas propiedades en Barcelona a su vivienda y sede social de Balandrix SL, en Canet de Mar.
La propiedad fue adquirida en 1998 por un precio, declarado en escritura, de 397.870 euros y que un año más tarde, en 1999, trasladó allí el domicilio social de su empresa, antes domiciliada en otra propiedad de Sardá en la calle Balmes de Barcelona. La propiedad consta de una vivienda unifamiliar de tres plantas con 300 metros cuadrados construidos, y un terreno de 22.000 metros cuadrados. El inmueble lo adquirió gracias a una hipoteca que cubría algo menos del 50% del valor en escrituras de la propiedad y que canceló rápidamente. Además de esta vivienda, fue adquiriendo otras más modestas, como un apartamento de 47 metros cuadrados en la calle Mallorca de Barcelona. Pero en la partida del inmovilizado material seguramente se incluyen otros tipos de bienes no desglosados en sus últimas cuentas anuales como vehículos y, por supuesto su gran pasión, los aviones.