Cinco ex diplomáticos estadounidenses con larga experiencia en América Latina enviaron esta semana una carta al presidente electo Donald Trump para pedirle que revoque las órdenes ejecutivas firmadas por el presidente Barack Obama para suavizar las sanciones a Cuba, e impida una mayor colaboración con las fuerzas de seguridad cubanas.
Nora Gámez Torres y Patricia Mazzei
Los diplomáticos retirados piden a Trump que en sus primeros 100 días anule “las mal concebidas e ilegales órdenes ejecutivas que levantaron restricciones para hacer negocios con el régimen de Castro”. Solicitan a Trump, “tan pronto como sea posible”, que revierta también una directiva de Obama enviada a agencias gubernamentales para que cooperen con sus contrapartes cubanas, entre ellas la temida Seguridad del Estado.
La carta fue firmada por Everett Ellis Briggs, quien fuera embajador en Panamá y Honduras, así como asistente especial de George Bush en el Consejo de Seguridad Nacional. También firmaron Elliot Abrams y Otto Reich, exsubsecretarios de Estado para América Latina; el ex embajador ante Naciones Unidas, Jose S. Sorzano y el ex jefe de la misión diplomática de Estados Unidos en La Habana y alcalde de Coral Gables, James C. Cason.
“Queremos que le eche un mirada nueva” a la política hacia Cuba, dijo Cason refiriéndose a Trump. “Hemos dado demasiado. Que de un paso atrás, lo reconsidere –no para romper completamente la relación, pero ciertamente para no dar nada más”, añadió.
Trump ha prometido terminar el deshielo en las relaciones entre ambos países si el gobierno de Castro no ofrece “concesiones”. Quienes apoyan la política de acercamiento (engagement) impulsada por Obama temen que Trump revierta el progreso obtenido, especialmente si se siente en deuda con los exiliados cubanos que votaron por él en la Florida.
“Una de las cosas más importantes es cancelar esta cooperación con las agencias de seguridad”, comentó Reich, quien está de acuerdo no en “echar abajo todo de pronto, sino examinar todo lo que hizo el presidente Obama”.
“Se puede considerar mantener lo que ayude al pueblo de Cuba directamente, pero no lo que envíe dinero al Partido Comunista de Cuba, [al conglomerado militar] GAESA o las fuerzas armadas”, agregó. Entre las medidas que considera deberían ser eliminadas se encuentra un cambio en la definición de “nacionales bloqueados” que permitiría a miembros del Ministerio del Interior y el Partido Comunista recibir remesas provenientes de Estados Unidos.
La carta también critica la actuación de Estados Unidos en la ONU, en donde la embajadora Samantha Power se abstuvo en la votación de una resolución que presenta Cuba sistemáticamente para condenar al embargo. “Es escandaloso”, comentó Sorzano. “La administración abandonó sus responsabilidades constitucionales de defender las leyes”, agregó.
Los firmantes opinan que no “hay necesidad” de nominar a un embajador en Cuba mientras no se resuelvan temas como la contratación de empleados cubanos a través de agencias del Estado cubano, lo cual conlleva “implicaciones de seguridad”. No obstante, sugirieron que se nombrara a un nuevo encargado de negocios “más a tono con los puntos de vista de la nueva Administración”.
La misiva, coordinada por el Centro para una Cuba Libre –que apoya una política de línea dura hacia Cuba– pretende “recordarle al presidente electo las promesas que hizo a los cubanoamericanos, con la esperanza de que no pase lo mismo que pasó con Obama, que prometió que el foco sería la libertad de Cuba y luego cambió de opinión”, comentó Frank Calzón, director de ese centro, del cual los firmantes son miembros de su junta directiva.
Según Calzón, la carta fechada en diciembre pero circulada a principios de año, llegó por “varias vías” al equipo del presidente electo, incluidos varios congresistas, que rehusó nombrar.
Cason, un republicano que afirmó no haber votado por Trump, dijo que estaba decepcionado de que ni Trump ni su rival Hillary Clinton propusieron adoptar políticas como presidente “que fueran beneficiosas para el pueblo cubano”.
“Todavía tenemos que esperar y ver si los principios triunfan sobre las ganancias”, dijo Cason. “Tantas empresas están hablando de lo que es rentable para ellos [que] es por eso que esperamos que pueda haber una discusión. . . . Esperemos que él tenga una mente abierta”.